Mi abuelo Eduardo murió hace 1 año. Mi abuelo manejaba la palabra; podía conversar horas con un perfecto desconocido de historia, politica, farandula o de las vedettes de antaño, o simplemente, sentarse a escuchar y de pronto, disparar la más solida de las sentencias y matarle el tema a todos. Pero el viejo principalmente hablaba con los gestos, tenía esa manía clásica de los tanos, de decirte cosas a punta de gestos y sutilezas, y si no manejabas ese código no eras nadie en su universo afectivo.
A mi abuelo le debo ser un bicho raro, de pasar de la calma más budica a gritarle al mundo que se fuera a la mierda de un segundo a otro, y aún asi reirme 5 min. despues como si nada hubiera pasado. Me enseño a vivir el mundo mirandolo desde la nostalgia sin pasado ni perdiendo de vista el futuro, a ser simplemente quien eres sin pedirle disculpas a nadie y támbien, a abrirle las ventanas a la vida como si fuera una cálida noche Persa, no importa que estuviera pasando.
El viejo ante todo era un peleador. Quedo huerfano a los 16 años, dejo el colegio y saco adelante a sus 5 hermanos menores, despues se hizo el tiempo para él, y fue periodista de El Mercurio de Valparaiso, despues se fue a laburar al puerto, en donde se hizo carrera como Jefe de Aduanas, y un día, meses antes de que yo aterrizara en el planeta, se jubiló para vivir el Rock n' Roll de ser abuelo Full Time y pescarme de un ala y enseñarme Valparaiso; sus mañas, sus secretos y su locura. Y un día, cuando ambos habíamos envejecido, saco una botella de un alcohol de su autoría y brindamos porque nuestro proyecto había sido exitoso. Si, el horror de naciones fue un proyecto exitoso ideado en la mente de un viejo tano.
Un día, cuando a mi abuela le diagnostican una enfermedad incurable, el viejo me dice: Me voy a morir, yo no sirvo para vivir así y no tiene sentido esto si no puedo hacer nada. Y a los 6 meses de morir mi abuela, el viejo se murió, sin preguntarle nada a nadie y no sin antes, putear a quienes le rodeaban y dispararme un Pero que Bien!!!! cuando le dije que venía uno en camino.
Nada más, mi abuelo me enseño que la vida es una guerra de centimetros, de aguantar y avanzar, y sin importar que ocurra, nunca bajar las manos. Si, yo he conocido conquistadores de pueblos, ideólogos y gestores de realidades, titanes en las más variadas latitudes del planeta, pero mi viejo fue y será mi único héroe.
Salud Abuelo! por las pegadas, por las recibidas y por la puta integridad, lo unico que ni siquiera un dios puede quitarnos.
A mi abuelo le debo ser un bicho raro, de pasar de la calma más budica a gritarle al mundo que se fuera a la mierda de un segundo a otro, y aún asi reirme 5 min. despues como si nada hubiera pasado. Me enseño a vivir el mundo mirandolo desde la nostalgia sin pasado ni perdiendo de vista el futuro, a ser simplemente quien eres sin pedirle disculpas a nadie y támbien, a abrirle las ventanas a la vida como si fuera una cálida noche Persa, no importa que estuviera pasando.
El viejo ante todo era un peleador. Quedo huerfano a los 16 años, dejo el colegio y saco adelante a sus 5 hermanos menores, despues se hizo el tiempo para él, y fue periodista de El Mercurio de Valparaiso, despues se fue a laburar al puerto, en donde se hizo carrera como Jefe de Aduanas, y un día, meses antes de que yo aterrizara en el planeta, se jubiló para vivir el Rock n' Roll de ser abuelo Full Time y pescarme de un ala y enseñarme Valparaiso; sus mañas, sus secretos y su locura. Y un día, cuando ambos habíamos envejecido, saco una botella de un alcohol de su autoría y brindamos porque nuestro proyecto había sido exitoso. Si, el horror de naciones fue un proyecto exitoso ideado en la mente de un viejo tano.
Un día, cuando a mi abuela le diagnostican una enfermedad incurable, el viejo me dice: Me voy a morir, yo no sirvo para vivir así y no tiene sentido esto si no puedo hacer nada. Y a los 6 meses de morir mi abuela, el viejo se murió, sin preguntarle nada a nadie y no sin antes, putear a quienes le rodeaban y dispararme un Pero que Bien!!!! cuando le dije que venía uno en camino.
Nada más, mi abuelo me enseño que la vida es una guerra de centimetros, de aguantar y avanzar, y sin importar que ocurra, nunca bajar las manos. Si, yo he conocido conquistadores de pueblos, ideólogos y gestores de realidades, titanes en las más variadas latitudes del planeta, pero mi viejo fue y será mi único héroe.
Salud Abuelo! por las pegadas, por las recibidas y por la puta integridad, lo unico que ni siquiera un dios puede quitarnos.